Un docente que persiga educar para fomentar la justicia social será sensible a las necesidades de la sociedad y optará por utilizar propuestas metodológicas que respeten diferentes ritmos de aprendizaje y pongan en valor la diversidad de las personas y de sus proyectos. La educación debe promover la acción y el compromiso con el desarrollo sostenible y la justicia social. Lejos de reproducir lo que ocurre en la sociedad, debe ser capaz de ampliar la mirada de los estudiantes, abrir horizontes nuevos y ayudarles a imaginar y construir una sociedad mejor. En este contexto de educación para la justicia social, cuando se habla de aprendizaje-servicio se dice que es mucho más que una metodología o una estrategia didáctica. Más bien se concibe como una forma de entender la educación, de mirar críticamente lo que acontece, una manera de educar que impregna todo el proceso didáctico. El aprendizaje-servicio tiene un gran potencial pedagógico, por lo que debería impulsarse junto a otras metodologías también válidas y necesarias para favorecer el desarrollo de competencias y el conocimiento profundo