Pedro de Calatayud (1689-1773) fue uno de los principales misioneros jesuitas del siglo XVIII. Su labor le hizo estar presente en toda la geografía española y portuguesa y le acercó a los diferentes grupos sociales: desde las élites nobles hasta el pueblo, pasando por la burguesía. Además, intervino en ámbitos muy dispares de la vida pública y privada española del siglo XVIII, tratando con todo ello transmitir una moralidad concreta, la postridentina, e inculcarla a toda la sociedad. Para conseguir este objetivo, Calatayud empleó también sus obras, en las que trataba temas variados. Una de ellas fue Método práctico y doctrinal… para la instrucción de religiosas… para que sus Confessores puedan… gobernar sus conciencias, destinada a los confesores de monjas. El análisis de este manual nos permite acercarnos a las pautas para alcanzar la perfección en la vida conventual del Setecientos, así como a ese ideal de perfección y pureza religiosa femenina que imperaba en la sociedad y se esperaba que se diese en el interior de la clausura, si bien podían darse desviaciones. Además, nos aproxima a la cotidianeidad de esta vida y a las problemáticas que se daban en ella. En cualquier caso, conocemos esta realidad a través del filtro de un hombre jesuita, por lo que debemos tener en cuenta que su obra respondía también a sus intereses de reforma y a su mentalidad patriarcal en la que la mujer encarnaba la debilidad, lo peligroso y pecaminoso, y todo ello hace que se trate de una realidad condicionada

V Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia Moderna, Sevilla, 4 y 5 de julio de 2019, Universidad de Sevilla

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