La integración de la tecnología en la formación docente es clave para mejorar la calidad educativa en México. Su incorporación fortalece las competencias pedagógicas de los maestros y enriquece el proceso de enseñanza-aprendizaje, facilitando la personalización del aprendizaje y promoviendo la colaboración. No obstante, la brecha digital sigue siendo un desafío significativo, especialmente en comunidades rurales y marginadas, donde el acceso limitado a infraestructura y dispositivos tecnológicos afecta tanto a docentes como a estudiantes. El desarrollo de habilidades digitales en los docentes es necesario para garantizar una enseñanza más efectiva y adaptada a las necesidades de los estudiantes. Sin embargo, su adquisición requiere programas de formación continua, los cuales aún son insuficientes en muchos contextos. Además, la resistencia al cambio y la falta de capacitación adecuada obstaculizan la adopción de nuevas herramientas digitales en las aulas. Estudios internacionales, como los casos de Finlandia y Singapur, han demostrado que una implementación exitosa de la tecnología en la educación depende de factores como la inversión en infraestructura, la formación docente y el respaldo institucional. Adaptar estas estrategias al contexto mexicano implica garantizar el acceso equitativo a tecnologías, diseñar políticas de inclusión digital y fomentar redes de colaboración entre docentes. Para avanzar en este proceso, se requieren iniciativas que incluyan la expansión de la infraestructura digital, la capacitación constante del profesorado y la creación de incentivos para la innovación pedagógica. La integración estratégica de la tecnología en la formación docente permitirá cerrar la brecha digital al tiempo que contribuirá a una educación más equitativa y de calidad para los estudiantes del México del siglo XXI.