El autor trata de afrontar los desafíos que plantea la actividad pastoral. Invita a participar en las inquietudes del mundo, donde Dios nos ha colocado para realizar un proyecto histórico. No caer en la ansiedad por hacer cosas, la fecundidad depende más de la acción de Dios. Saber que no podemos hacerlo todo, ni contentar a todos, que es mejor tener confianza que creerse omnipotente. Ni dejarse arrastrar por la apatía y elegir lo que es preciso hacer, aunque no nos guste o nos cueste. Contar con la gracia que armoniza los diversos aspectos de nuestra vida.